La gastronomía típica de la República Checa, está muy influenciada por la cocina alemana y austríaca. A pesar de ser muy variada, los checos son grandes amantes de la carne, especialmente del cerdo y de la ternera. Platos grandes y suculentos hacen las delicias de los checos, quienes no se resisten a acompañar sus copiosas comidas con una buena cerveza, bebida por la que sienten especial devoción. Descubre cuáles son los platos que encontrarás con facilidad en los restaurantes checos, y que no debes dejar de probar en tu visita a este increíble país.
Platos más populares de la cocina checa
Platos salados
Bramboračka (sopa de patata)
Las sopas son uno de los platos más populares en la República Checa y la bramboračka es una de las más populares. Se trata de una sopa elaborada con patatas a la que se le añaden champiñones y otras verduras. Se suele comer como un entrante y es uno de los platos favoritos para tomar, especialmente, durante los días de frío. Su sabor es realmente sabroso ya que para aderezarla se añaden algunas especias como la pimienta o el perejil.
Koleno (Codillo)
El codillo de cerdo asado o koleno es un imprescindible que no debes dejar de probar si visitas Praga, pues además es uno de los favoritos de los checos. Para los amantes de la carne es sin duda toda una delicia, pues se sirve un plato con una enorme pieza de carne asada que se caracteriza por su textura y sabor: crujiente por fuera y tierna por dentro.
La carne se marina con hierbas y cerveza y se sirve con diferentes acompañamientos como por ejemplo encurtidos, mostaza, o pan checo. Si además lo degustas con una cerveza checa, la experiencia no podrá ser más gratificante.
Vepřo-knedlo-zelo (asado de cerdo)
Considerado como uno de los platos nacionales por excelencia, el asado de cerdo o vepřo-knedlo-zelo pone de manifiesto la afición que los checos tienen a comer carne. Las piezas de cerdo que se utilizan para preparar este plato pueden ser la parte de la cabeza, el lomo o el jamón y se sirve con repollo y los famosos dumplings.
La pieza de carne elegida, se sazona con ajo y cebolla y se asa condimentándolo con especias como el comino y la pimienta.
Svíčková na smetaně (solomillo marinado)
Otro de los platos más representativos de la cocina checa es la svíčková, una de las recetas más elaboradas y que más tiempo de preparación conlleva, pero que sin duda es toda una delicia. Elaborado con solomillo de ternera, y con salsa checa, cada uno de sus ingredientes se corresponde con los recursos locales. De hecho, su receta (que data del año 1826) se ha mantenido prácticamente inalterable hasta nuestros días.
La salsa que lo acompaña, llamada salsa checa, está elaborada básicamente con verduras manteniendo un característico color naranja por la presencia de zanahoria. Uno de los platos más tradicionales checos, que no puedes dejar de probar.
Goulash checo
A pesar de ser uno de los platos tradicionales de la cocina húngara, la versión checa no goza de menos popularidad en la República Checa. De hecho ambos platos tienen muchas diferencias entre ellos e incluso tienen una presentación muy diferente.
En el caso del goulash checo, el plato se presenta como una carne estofada acompañada de salsa y knedlíky. Sin embargo, en el caso del goulash húngaro, el plato se sirve como una sopa con carne, cebolla, patatas y verdura.
Una de las formas más originales y populares de servir el goulash en los restaurantes checos, consiste en hacerlo dentro de una hogaza de pan hueca.
Knedlíky
Los knedlíky o dumplings son uno de los alimentos checos más populares, consistentes en trozos de masa que se cuecen y que pueden ser tanto dulces como salados. Se pueden consumir solos o bien se sirven como acompañamiento de otros platos, ya sea sopa, platos de carne o estofados.
Pueden tener una forma redondeada similar a la de las albóndigas, o bien se cuecen en forma de rulo para cortarlo en trozos. Tienen una textura esponjosa y agradable que en ocasiones resulta muy útil para acompañar las salsas de otros platos principales. Se pueden rellenar de carne o tocino o bien de ciruelas y otros frutas cuando se sirven como postre.
Nakládaný hermelín
El nakládaný hermelín es un aperitivo muy popular en la República Checa. Si lo pides en los pubs checos, probablemente te lo servirán como algo habitual y te encontrarás con un queso suave en escabeche que debe macerar durante unos días en aceite, pimientos, ajo y otras especias. Se acompaña de pimiento o cebolla y de un pan checo junto con una buena cerveza.
Dulces
Trdelník
Si quieres probar uno de los dulces checos más tradicionales, debes saber que solo tienes que dar un paseo por el casco histórico de Praga para encontrar numerosos puestos de trdelník, un rollo de masa dulce que se va cociendo lentamente en el interior de una barra giratoria de modo que su interior queda hueco. La parte de fuera se recubre de azúcar y frutos secos y en verano es una absoluta delicia degustarlo relleno de helado.
El origen del trdelník no es exclusivamente checo, sino que proviene de la cocina eslovaca, sin embargo en Praga se ha hecho especialmente popular.
Kolache
El origen del kolache se remonta a principios del siglo XVII cuando este postre se servía en las bodas. Se trata de unos panecillos que se rellenan de compota de frutas en su versión dulce, aunque también es posible encontrarlos con rellenos salados como por ejemplo jamón o algún tipo de queso.
Ovocné knedlíky
Otro postre indispensable a la hora de hablar de la gastronomía típica de la República Checa es el ovocné knedlíky. Este delicioso dulce consiste en unas albóndigas rellenas de frutas de temporada que se recubren con mantequilla o requesón, aunque en muchos sitios los puedes encontrar recubiertos de chocolate, canela, o jengibre. Lo más habitual es comerlo en el almuerzo.
Bebidas
Cerveza checa
La cerveza checa es la bebida por excelencia en toda la República Checa. Pilsner Urquell o Budějovicky Budvar son algunas de las marcas más célebres de esta bebida.
La primera fábrica de cerveza se abrió en el claustro de Břevnov, en un monasterio fundado en el año 993. Desde entonces se ha convertido en una bebida que sirve tanto para celebrar entre amigos o acompañar platos, como para servir como ingrediente de salsas o purés.
Hoy día, la cerveza checa es todo un símbolo nacional de la que los checos se sienten especialmente orgullosos. Es tal su afán por producir la que ellos consideran como la mejor cerveza del mundo, que existen incluso escuelas especializadas en formar a expertos en cerveza checa.
Becherovka
A la hora de hablar de bebidas auténticamente checas, el becherovka es un imprescindible. Se fabrica en la ciudad de Karlovy Vary, situada en la región de Bohemia, y se dice que la receta fue originada por un médico inglés como remedio para el dolor de estómago. Más tarde un farmacéutico checo, Jan Becher, adquirió esta receta que hoy lleva su nombre.
Becherovka es una bebida para valientes, pues tiene nada más y nada menos que un 38% de alcohol en su composición. Su sabor es una mezcla de diferentes hierbas y especias, aproximadamente un total de 20, que le confieren un sabor ligeramente amargo. Lo encontrarás en pequeñas botellas de color verde, pues de este modo se protegen mejor las propiedades de este licor.
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La comida típica checa está especialmente pensada para habitantes y viajeros a los que les gusta comer en grandes cantidades. La mezcla de sabores y el uso de especias hace que sean platos especialmente sabrosos y contundentes, por lo que si decides viajar al país checo, la comida será uno de los aspectos que más disfrutarás.
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La cerveza checa es un símbolo nacional que cuenta incluso con su propio día festivo: 27 de septiembre.